Cierto día acude a la consulta un matrimonio joven. Ella consulta por una pitiriasis versicolor en espalda, le prescribo Daktarín en crema y le mando volver a las tres semanas.
Vuelven y al preguntarle qué tal le había ido el tratamiento, me responde que mal, que sigue igual.
Al inquirirle si habían hecho bien el tratamiento me dice que sí, que había cogido el aplicador (vaginal) que traía el tubo de la crema y se lo había aplicado ¡¡¡VAGINALMENTE!!!.
No es descriptible la cara de sorpresa, tanto de mi enfermera como mía, así como el bochorno del joven marido.
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